(EDUCA9) SALUD FÍSICA, MENTAL Y SOCIAL



Alzheimer, un siglo de estudios

Hace poco más de un siglo que la demencia neurodegenerativa tan frecuente en la senectud se identifica como Enfermedad de Alzheimer. 

 

Su nombre se debe a un neuropsiquiatra alemán: Alois , quien en la primera década del siglo XX describió los hallazgos encontrados en el cerebro de una paciente fallecida a los 55 años –Augusta D.- que había ingresado unos años antes en un hospital con un cuadro clínico de deterioro cognitivo: pérdida de memoria, alucinaciones, desorientación y demenciaAlzheimer encontró que en el cerebro de la paciente que la corteza cerebral era más estrecha de lo normal y que existían cúmulos de proteínas y unos filamentos neurofibrilares en el citoplasma de las neuronas.

Su descubrimiento fue dado a conocer en una Conferencia de Psiquiatría en la comunicación “Sobre una enfermedad específica de la corteza cerebral”, en la que se describía por primera vez la enfermedad.

El cerebro de esta primera paciente fue estudiado de nuevo por un grupo de investigadores alemanes a finales de los años 90 del siglo pasado. Comprobaron la existencia de lesiones cerebrales que consisten en ovillos neurofibrilares que sustituyen a las neuronas, y placas de amiloide, producidas por la acumulación de proteínas en el cerebro y sobre todo en las zonas corticales.

A partir de ese momento, Alzheimer siguió analizando hasta su muerte, producida en 1915, los casos de enfermos con demencia, siempre con edades medias de unos 50 años.






10 claves para recuperar la forma mental

Sigue estos pasos para sentir como se rebitaliza tu mente

1. Ejercita la mente. Si sigues aprendiendo y retando a la inteligencia, tu cerebro continuará desarrollándose. Independientemente de la edad, un cerebro activo produce nuevas dendritas (conexiones entre las células cerebrales o neuronas). En un cerebro sano, un alto número de conexiones (que se establecen desde el momento del nacimiento, cuando el cerebro responde a estímulos e informaciones nuevas) está relacionado con una mayor capacidad cognitiva y de aprendizaje. Algunas sugerencias: aprender un idioma; aprender a pintar o a tocar un instrumento musical; hacer crucigramas o acrósticos; relacionarse con gente diferente a la habitual; hacer voluntariado; apuntarse a un club de amantes del arte, o de la arqueología o de la numismática, algo que te haya interesado siempre y nunca hayas tenido oportunidad de hacer; leer la prensa a diario, con detalle...

2. Presta atención a lo que quieres recordar. Un estudio publicado en la revista Science revelaba que los participantes olvidaban la información que recibían cuando no estaban prestando atención a la misma; en cambio, la inmensa mayoría la recordaba «excelentemente» cuando prestaba toda su atención.

3. Organiza la información complicada:
➤ Haz listas. Por ejemplo, si se trata de alimentos, sepáralos en vegetales, carnes, lácteos, panadería...
➤ No cambies las cosas de sitio. Deja siempre las llaves y cuentas por pagar en el mismo lugar (por ejemplo, en el aparador de la habitación o sobre el mueble de la entrada de tu casa).
➤ Apunta las cosas en un lugar visible (el calendario, el frigorífico, un tablón en la puerta de la cocina...). Para adquirir estos hábitos, fuérzate a seguir la rutina al menos durante 3 semanas.

4. Haz ejercicio al menos 30 minutos al día. La actividad física mejora el flujo sanguíneo al cerebro. Un estudio reciente de la
Universidad de California en San Francisco que comparó la actividad física y el rendimiento mental de 6 000 mujeres mayores de 60 años comprobó que, por cada kilómetro y medio adicional caminado a la semana, el riesgo medio de deterioro cognitivo se reducía en un 13%.

5. Haz acopio de antioxidantes. Come mucha fruta y verdura, especialmente de colores intensos (amarillo intenso, verde intenso, azul oscuro, púrpura...). Los pigmentos vegetales están cargados de sustancias antioxidantes que combaten la acción de los radicales libres, cuyo exceso es responsable del deterioro celular. También la vitamina E (en frutos secos y aceites vegetales), la vitamina C (en tomate, kiwi y cítricos) y el folato (en zumo de naranja y verduras de hoja verde) parecen ser especialmente eficaces.

6.Toma ginkgo biloba. Para el asombro de un grupo de descreídos científicos de la
Universidad Johns Hopkins, que esperaban desmitificar los efectos del extracto de este árbol milenario (conocido popularmente como «el estimulante más popular del recuerdo») en un estudio, el ginkgo demostró mejorar significativamente la meoria de los participantes en la investigación. Otros estudios epidemiológicos certifican esas propiedades.

7. Chequea regularmente tu salud. Vigila las enfermedades que pueden deteriorar tus capacidades mentales: controla tu tensión, tus niveles de colesterol y de azúcar; asegúrate de que la tiroides te funciona perfectamente...

8. Desayuna bien. Lo mismo que se ha observado en los niños –que obtienen mejores resultados en el colegio si toman un buen desayuno– ha resultado también ser cierto para los mayores. En un estudio publicado en la revista Journal of Clinical Nutrition, con personas de entre 61 y 79 años de edad, los que desayunaban adecuadamente (un desayuno compuesto por fruta o zumo, un yogur o queso y una rebanada de pan o cereales) tenían mejor memoria y mejor rendimiento intelectual a lo largo de la mañana.

9. Duerme lo suficiente. El sueño permite al cerebro procesar los recuerdos. Además, se ha comprobado que un buen descanso nocturno reduce los niveles de stres, enemigo número uno de la memoria.

10. No suprimas tus emociones. «Cuando suprimimos nuestras emociones, la memoria (en especial la de corto plazo) se ve afectada negativamente», señala un estudio de la Universidad de Standford. «Esto se debe a que, al suprimir las emociones, se produce una derivación de la atención que hace que los recursos neurológicos se aparten del proceso de memorización», explican los expertos.




Enfermedad de Alzheimer, lo que necesitas saber

El Alzheimer es una forma de demencia, la más frecuente entre las personas mayores.

El Alzheimer   es un trastorno grave, degenerativo e irreversible que conduce a una pérdida gradual de neuronas cerebrales y se manifiesta con un deterioro cognitivo y trastornos de conducta. Sus causas no son del todo conocidas.

La enfermedad afecta a las partes del cerebro que controlan la memoria, el pensamiento y el lenguaje. Por lo tanto, la persona afectada por el Alzheimer se ve incapacitada para recordar las cosas que acaban de suceder y eliminan de su cerebro los recuerdos. Además, presentan trastornos en la función cerebral que les impide tomar decisiones, llevar a cabo actividades motoras, expresarse con claridad o reconocer objetos, y su personalidad y carácter se ven también afectados. En ocasiones pueden sufrir síntomas similares a la depresión o la ansiedad.

La duración de la enfermedad suele ser de diez años. La mayoría de los pacientes sufren de Alzheimer durante los siete años posteriores al diagnóstico y solo un 3% superan los 14 años de supervivencia.




Enfermedad de Alzheimer: síntomas, diagnóstico y evolución

El Alzheimer comienza primordialmente con pérdida de memoria (que es lo que más fácilmente advierten los enfermos, sus familiares y amigos).


¿Cuáles son los primeros síntomas de la enfermedad?
El Alzheimer comienza primordialmente con pérdida de memoria (que es lo que más fácilmente advierten los enfermos, sus familiares y amigos). El sujeto tiene a diario olvidos relativos a encargos o citas, dónde colocó sus objetos, qué dijo momentos antes, qué hizo con anterioridad, etc. Aparecen también, aunque de manera más sutil, pérdida de la capacidad y disposición para hacer cosas; cambio en la destreza que se tenía para conseguir una cosa; pérdida del sentido de la orientación con respecto al tiempo y al lugar; pérdida de la fluidez en el uso del lenguaje; pérdida en el comportamiento reflexivo y juicioso para cumplir deberes elementales, normas o costumbres de cada día; pérdida para pensar en abstracto, tener nociones, entender cuestiones aritméticas, describir algo más allá de su forma, color, estructura o proporción; pérdida en la manipulación de objetos y cosas muy familiares, en la actividad gestual, en la realización de gestos simples que no impliquen objetos, como los de mímica; pérdida de interés, iniciativa y motivación, con dificultad para concentrarse mentalmente en algo; retraimiento en el trato con los demás; cambios bruscos e inmotivados hacia el malhumor; pérdida de la noción de sí mismo y cambio claro de la personalidad. Actualmente está emergiendo un diagnóstico médico muy importante. Se llama deteriorocognitivo ligero. Consiste en la existencia de dificultades de memoria que aprecia y expresa el sujeto, confirma y atestigua una persona que vive con él, una puntuación en los tests de memoria  más baja de lo que le corresponde, conservándose por lo demás una función intelectual global normal. Las personas con deterioro cognitivo ligero desarrollan enfermedad de Alzheimer franca y florida en una proporción del 40% cuatro años después de haberles diagnosticado tal condición. Ahora se investiga qué marcadores diagnósticos (de tipo genético, bioquímico o de imagen cerebral) son predictores seguros deAlzheimer  en esa primerísima fase, muy importantes para iniciar un tratamiento ya en esa etapa incipiente y retrasar el avance de la enfermedad.

¿Cómo ha de diagnosticarse la enfermedad?
A/ Una buena historia clínica, preguntando al enfermo y a quien vive con él. La persona puede comenzar a no recordar hechos o datos recientes. Pueden presentarse también fallos en la orientación temporal (no sabe en qué día vive) o espacial (toma direcciones equivocadas o ha de preguntar el camino para ir a lugares ya conocidos). Aparece el fenómeno conocido como anomia (trastorno del lenguaje que impide llamar a las cosas por su nombre) cuesta encontrar las palabras adecuadas para expresarse y no se es capaz de encontrar el nombre de las cosas, incluso de los objetos de uso cotidiano. Los defectos en la comprensión del lenguaje pueden hacer que la persona enferma tenga gran dificultad para seguir y participar en una conversación. Pueden aparecer problemas en la realización de actos motores complejos, como la escritura o el uso de electrodomésticos. La persona enferma no es capaz de aprender a usar el micro-ondas nuevo, se lía con el mando de la televisión o usa siempre el mismo programa de la lavadora. En los conductores pueden presentarse de manera repetida accidentes de tráfico leves e inexplicables. Aparecen dificultades en el manejo del dinero. Se pierde la capacidad de planificación(repetición de menús) La capacidad de resolver imprevistos está limitada. Se distrae fácilmente y es posible que algún grifo quede abierto o se deje el fuego de la cocina encendido. Los cambios de carácter y personalidad pueden ser síntomas característicos en esta fase; pueden consistir tanto en un refuerzo de la personalidad previa, como en aquella persona siempre enfadadiza e irritable que pasa a serlo mucho más; como al contrario, algunas personas que siempre han sido dominantes, manipuladoras y controladoras se vuelven llamativamente dóciles, agradables y cariñosas. Puede aparecer también apatía. La familia cae en la cuenta de que el abuelo ya hace tiempo que no va a jugar la partida, ha dejado de leer el periódico o ya no sale a dar su paseo habitual. Otras veces, la pérdida de interés o de motivación habrán de interpretarse en el contexto de un síndrome depresivo que también puede presentarse como manifestación de la enfermedad. Se produce una disminución del rendimiento laboral o en la ejecución de las tareas del hogar. Van a verse alteradas algunas actividades elaboradas de la vida diaria como la lectura o la práctica de determinadas aficiones. B/ El examen neuropsicológico, se hace necesario para confirmar la existencia de déficits cognitivos. El más utilizado es el examen Mini-Mental o su versión adaptada para la población española, conocida como Miniexamen Cognitivo.Hoy se dispone de un protocolo informatizado de evaluación clínica y neuropsicológica denominado Experia. C/ La exploración física neurológica en la consulta médica que no revelará anomalías.  D/ Siempre ha de hacerse una prueba de imagen cerebral. Los hallazgos típicos son los de atrofia cortical, fundamentalmente a nivel temporal y, más concretamente, en los hipocampos. La resonancia magnética, es más adecuada para detectar esta atrofia. En las pruebas de neuroimagen funcional, llamadas SPECT o PET, puede observarse un patrón típico deAlzheimer . Es importante destacar que el diagnóstico de Alzheimer no debe quedarse en el mero hecho de determinar su presencia. Se hace imperativo alcanzar cinco niveles diagnósticos distintos: diagnóstico del estado cognitivo; diagnóstico de síntomas conductuales y psicológicos; diagnóstico funcional; diagnóstico del estadio de la enfermedad; diagnóstico del entorno familiar y social del enfermo.

¿Cómo va evolucionando la enfermedad a lo largo de los años?
Después de la fase leve que dura unos tres o cuatro años, el enfermo entra en la fase de intensidad moderada que va a durar lo mismo por término medio. Los cambios cognitivos se hacen mucho más evidentes e incapacitantes. En el lenguaje, la anomia es mucho más manifiesta, el enfermo utiliza unas palabras por otras, e incluso inventa palabras. La comunicación puede hacerse difícil por la presentación de fallos en la comprensión. La desorientación se hace tan evidente que el enfermo se pierde en lugares muy familiares e incluso dentro de la propia casa. Ya no sabe el día, el mes o el año en curso y, más aún, pierde la noción del tiempo. Aparecerán también fallos en el reconocimiento de objetos y personas. El enfermo puede incluso dejar de reconocerse a sí mismo y ponerse a hablar con su imagen reflejada en el espejo. Ésta es la fase en que se presentan los trastornos conductuales y psicológicos que más incapacitan al paciente. Aparecen las ideas delirantes de robo, de persecución, de celos. El no reconocimiento del entorno puede llevar al paciente a demandar constantemente que le lleven a su casa. Entre las alucinaciones predominan las visuales. La agitación va desde las conductas no agresivas verbales (chillar, quejarse, interrumpir, repetir frases o sonidos) o físicas (inquietud, manerismos, esconder cosas, vestirse de manera inadecuada) hasta las agresivas (insultar, agarrar, empujar, golpear). Los trastornos del ritmo vigilia-sueño y el insomnio pueden ser una fuente de gran sobrecarga para el cuidador en esta fase. En esta fase moderada comienzan los primeros problemas con el vestido, desde elegir la ropa adecuada hasta la imposibilidad de ponérsela sin ayuda.  Algunos enfermos presentan ya incontinencia urinaria en los últimos estadios de esta etapa. En la última fase, la fase grave, que se inicia tras seis u ocho años de enfermedad, se conservan únicamente mínimos resquicios de actividad cognitiva. Se pierde totalmente la capacidad de expresarse y la capacidad de comprensión está abolida. El enfermo ya no utiliza las manos aunque conserva la fuerza en ellas. Se va perdiendo la capacidad para andar. Aparece rigidez muscular. Se van adoptando posturas en flexión de brazos y piernas que llevarán finalmente a la "postura fetal". Se pierde totalmente la capacidad de mantener el control de los esfínteres anal y vesical. Hay pérdida de apetito y aparece la negativa a comer. El enfermo va quedando "encamado" y aparecerán distintas complicaciones, como las úlceras de decúbito, infecciones urinarias de repetición o neumonías que, en última instancia, serán las causantes de la muerte En esta fase grave de la enfermedad todavía pueden presentarse algunos trastornos conductuales de agitación, agresividad verbal o física, insomnio o la ya mencionada negativa a recibir alimentos o cuidados. Puede ocurrir que el enfermo presente instantes de claridad mental y lenguaje coherente que llenan de esperanza al cuidador pero que van y vienen como un rayo.


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¿Por qué se produce el insomnio?

 El sueño es un estado fisiológico de la persona, regulado por una glándula en la base del cerebro llamada pineal que produce una sustancia química, la melatonina.


¿Qué es el sueño?
El sueño es un estado fisiológico de la persona,  regulado por una glándula en la base del cerebro llamada pineal que produce una sustancia química, la melatonina. La producción y liberación de la esta sustancia aumenta por la noche y disminuye por el día. Estas variaciones de la cantidad de melatonina regulan el llamado ritmo circadiano del sueño-vigilia, que se adapta al horario solar. Como todo fenómeno humano normal, con una función específica, a lo largo de  la vida del sujeto, el sueño puede variar en cantidad y calidad, en función de la edad, estado de salud y enfermedad,  cambios fisiológicos vitales (pubertad, menopausia,...), etc. El sueño es necesario para el buen estado físico y mental del individuo. Existe una relación bidireccional entre el sueño y la salud. Con frecuencia, cuando el sujeto enferma (física o mentalmente) se altera el sueño y cuando una persona duerme mal durante cierto tiempo  se producen alteraciones físicas y mentales que pueden derivar a enfermedad. Con el avance de los métodos de estudio del sueño se ha podido conocer con profundidad su fisiología y sus alteraciones, pero queda mucho por conocer aún las funciones psicológicas del sueño. Hace años se pensaba que el sueño aparecía por una cesación de la actividad cerebral normal, por lo que se consideraba que  era un proceso pasivo. Hoy se sabe que hay áreas neuronales que se activan, para iniciar y mantener el sueño. Viene a ser, por tanto, una variación del equilibrio entre neuronas activadoras e inhibidoras que se da en el cerebro de modo continuo y que permite que el individuo realice todas sus funciones, no simplemente dormir o estar despierto. Durante las horas de sueño la actividad cerebral cambia y estos cambios se reflejan en diferentes ondas eléctricas registradas en el electroencefalograma. Hay dos tipos de actividad bien diferenciadas: la actividad rápida (de alta frecuencia), parecida a la que se da cuando el sujeto está despierto, que se llama sueño MOR (movimientos oculares rápidos) o paradógico; y la actividad lenta (ondas de baja frecuencia). Estos dos tipos de actividad se acompañan de cambios fisiológicos cerebrales y corporales, cuya función es la recuperación física y la reorganización mental. Durante el sueño se dan breves despertares, generalmente acompañados de movimientos físicos, cuando se pasa de la fase de actividad lenta a la de actividad rápida y viceversa. Estos despertares permiten darse cuenta de la temática de los ensueños. Los ensueños son secuencias de imágenes o fantasías que se dan en todas las fases del sueño, pero que son más intensas y frecuentes durante la fase de actividad cerebral rápida o sueño MOR.

¿Cuántas horas de sueño se consideran normales?
En función de la edad, la estructura y el tiempo de sueño varían. Así, el recién nacido duerme aproximadamente unas dieciocho horas, un adulto joven una media de siete-ocho horas, un anciano alrededor de seis horas y media. En el recién nacido la fase REM ocupa más del 50 % del tiempo total de sueño, en el adulto el 25 % y en el anciano el 20 %. De los 30 a los 60 años se produce una disminución lenta y gradual de la calidad y del tiempo total de sueño. A medida que avanza la edad, el sueño se vuelve más fragmentado y superficial. Algunas personas presentan cambios en la necesidad de sueño en función de las estaciones del año (más necesidad en invierno y menos en verano), en situaciones de cambio fisiológico (adolescencia o menopausia) por los cambios hormonales, y en situaciones de mucho cansancio por exceso de trabajo o de preocupaciones, que también aumentan la necesidad de sueño como una manera de recuperarse de dicho cansancio.

¿Qué es el insomnio?
Se trata de una dificultad para iniciar y/o mantener el sueño, o la sensación de no haber dormido un sueño reparador. Así pues, se trata de un problema de disminución de la cantidad y/o calidad del sueño. El insomnio repercute en el estado vigil del individuo por producir disminución de la concentración, falta de energía física y alteraciones del comportamiento y de las emociones (irritabilidad), que afectan de modo importante en su calidad de vida. Este trastorno del sueño se da en una tercera parte de la población (30%), siendo más frecuente en los ancianos, las mujeres y en personas con enfermedades psiquiátricas. La mayoría de los casos de insomnio tienen un inicio agudo, coincidiendo con situaciones de estrés, y tienden a cronificarse en el 60 % de los casos debido a factores comportamentales (mala higiene del sueño) y cognitivos (ideas y temores a no dormirse) desarrollados por el episodio de insomnio.

¿Cuáles son sus causas?
Existen múltiples causas del insomnio. Unas son frecuentes y otras raras, unas se deben a influjos ambientales y otras a trastornos del individuo, unas son de origen psiquiátrico o psicológico y otras orgánicas, unas son pasajeras y otras son crónicas. Las causas más frecuentes de insomnio son las alteraciones emocionales de carácter reactivo y las enfermedades psiquiátricas. En general, todas aquellas situaciones del individuo que se acompañan de intensa ansiedad, preocupación, tensión psíquica, angustia, miedo o tristeza. Estos insomnios tienden a cronificarse. En segundo lugar están aquellas enfermedades o molestias de origen físico, que se acompañan de sensaciones molestas, que no le permiten la relajación previa al sueño o le despierta varias veces durante la noche. Ahí estarían aquellas enfermedades físicas que producen dolores, fiebre, sensaciones físicas desagradables como las parestesias, picores, hormigueos, etc. En tercer lugar están los insomnios relacionados con la toma de sustancias. Los estimulantes (café, refrescos de cola, chocolate, etc.) tomados por la tarde-noche pueden producir insomnio de conciliación. El alcohol produce alteraciones del sueño con insomnio de mantenimiento (frecuentes despertares) y sueño superficial. Lo individuos que toman estimulantes legales o ilegales, o los que abusan de sustancias tranquilizantes, pueden presentar insomnio también como efecto de la abstinencia de esas sustancias. Lo mismo ocurre cuando una persona suele tomar medicación para dormir y un día no tiene la medicación, ese día probablemente no dormirá. En cuarto lugar están las causas de insomnio por circunstancias ambientales: ruidos, calor, olores, dureza del colchón, etc. El  insomnio está presente mientras esas circunstancias ambientales permanecen. Es importante conocer la causa del insomnio para solucionar el problema pero hay que saber también que existe un número reducido de casos en los que no se puede saber la causa del insomnio, estos se llaman insomnios esenciales o funcionales, y su tratamiento será únicamente sintomático, generalmente con medicación hipnótica.

¿Qué debe hacer una persona que padezca este problema?
En el epígrafe anterior ya hemos adelantado algo del tratamiento o solución del insomnio. Así pues, la primera solución es descubrir la causa y, si es posible, quitarla. Si no se puede quitar, o mientras se trata la causa, se debe tratar el insomnio con medicación hipnótica. Es importante saber que no se debe tomar medicación por cuenta propia, aunque la tome mucha gente y parezca que no tiene efectos secundarios, si no se lo ha recetado su médico. Conviene acudir a un especialista para que estudie el caso, realice las exploraciones necesarias, establezca un diagnóstico e indique el tratamiento adecuado. Hoy en día existen pruebas capaces de obtener registros del sueño durante toda la noche que ayudan a establecer el diagnóstico del tipo de insomnio que se padece, son las polisomnografías.

Consejos para dormir bien
En caso de padecer insomnio por primera vez, no hay inconveniente en  tomar infusiones de tila, valerianas u otras hierbas relajantes ya que son inocuas y ayudan a dormir mejor. Si pide al farmacéutico alguna pastilla para dormir, quizás le dé algún antihistamínico pues tiene seguridad que no será perjudicial y producen somnolencia, pero al poco tiempo sus efectos remiten con el uso. La mayoría de los aparatos que emiten ondas, u otros aparatos que se anuncian con propiedades para dormir mejor, actúan en general por su efecto placebo. No hay estudios que corroboren su eficacia. En caso de insomnio ligero pueden ser eficaces las medidas de higiene del sueño. Antes de usar fármacos para el insomnio, se recomienda aplicar las pautas de higiene del sueño:
Despertarse y acostarse todos los días a la misma hora.
Limitar el tiempo diario en cama al tiempo necesario de sueño (7,5-8 horas).
Suspender las sustancias con efecto activador o estimulador del SNC.
Evitar largas siestas durante el día.
Realizar ejercicio físico, evitando que se realice en las últimas horas del día por su efecto excitante.
Evitar actividades excitantes en las horas previas a acostarse.
Realizar baños de agua a temperatura corporal por su efecto relajante.
Comer a horas regulares y evitar comidas copiosas cerca de la hora de acostarse.
Practicar ejercicios de relajación antes de acostarse.
Mantener condiciones ambientales adecuadas para dormir (temperatura, ruidos, luz, dureza de la cama, etc.)

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ACÚFENOS EN ADULTOS

 Conocimientos profesionales en el tratamiento de pacientes con acúfenos mediante el método terapia de reentrenamiento de los acúfenos del Dr. Jastrebof, consistente en la reeducación y habituación al acúfeno.
¿Qué es un acúfeno?
El acúfeno es una sensación acústica en el oído aún cuando no hay ninguna fuente real sonora o física que lo produzca. Los acúfenos son pues una percepción involuntaria del sonido que se origina en el interior de la cabeza. Emerge desde el subconsciente del paciente y a continuación son procesados, generando una respuesta emocional negativa. .
Los acúfenos o tinnitus son un síntoma común a varias enfermedades, que consiste en la percepción de sonidos en los oídos (zumbidos) sin que exista una fuente sonora que los originen. Los acúfenos se asocian a disminución de la audición, pudiendo afectar a uno o a los dos oídos; o bien, referirse a la cabeza. En general, se perciben como un "silbido, estruendo o timbre".
El origen del acúfeno puede ser un trastorno auditivo, pero la generación del acúfeno no está localizado en el oído, sino en la corteza cerebral.
Cualquiera que sea su manifestación clínica, los acúfenos es una enfermedad social, que impide la actividad normal de quien los padece, - provocando cambios de humor, ansiedad, dificultad para concentrase, insomnio -. Síntomas que se agravan si los acúfenos se acompañan de pérdida auditiva o del equilibrio.
¿Incidencia de los acúfenos?
Los acúfenos son un trastorno auditivo bastante común, en una gran parte de la población. Afecta aproximadamente al 17% de la población, en general, y al 33% en las personas de la tercera edad,
Dado que el acúfeno, como el dolor, es subjetivo, dos personas pueden tener acúfenos de iguales características, pero verse afectados de manera diferente. La severidad del acúfenos, y la forma en que afecta a la vida de una persona está muy influenciada por las reacciones individuales. Muchas personas que tienen acúfenos, refieren dificultades para dormir, para concentrarse o prestar atención a detalles cotidianos. Otras pueden presentar depresión, ansiedad o estrés, que se agrava por problemas familiares o laborales. Algunos pacientes sufren también de hiperacusia, una incapacidad para tolerar los sonidos de una intensidad normal.
Tipos de acúfenos
El acúfeno sólo es percibido por el paciente que lo sufre. Estos se pueden se pueden percibir en uno o ambos oídos e incluso dentro de la cabeza, y pueden tener diferente tonalidad en cada oído o por el contrario tener la misma frecuencia. En ocasiones la frecuencia o tono (grave o agudo) pueden cambiar con el tiempo, y abarcar una amplia gama de frecuencias. La percepción del acúfeno puede ser continua, intermitente o pulsátil, dependiendo de la causa que lo produzca. Los acúfenos intermitentes pueden estar relacionados con incrementos en la presión de los líquidos del oído interno, así como infecciones o trastornos circulatorios. Pero, en general, los acúfenos pueden agravarse por enfermedades asociadas.
El acúfeno puede semejarse a un zumbido, silbido, rugido u otro sonido como el producido al frotar dos latas de bebida; al afilar un cuchillo sobre una piedra de afilar, vapor de agua, etc. El acúfeno más frecuente es el parecido al sonido que producen las chicharras.
Existe un tipo de acúfeno denominado pulsátil que adquiere la forma de un sonido regular, similar al latido del corazón, y que en ocasiones va sincronizado con el pulso. Puede estar causado por una presión sanguínea (hipertensión) que resulta de un excesivo flujo sanguíneo; trastornos en la articulación temporomandibular, arteriosclerosis cerebral, aneurismas arteriovenosos, irregularidades en las paredes de los vasos sanguíneos, algunos tipos de acúfenos pulsátiles tienen tratamiento quirúrgico.
Origen de los acúfenos
Existe una gran variedad de trastornos o enfermedades que eventualmente pueden desencadenar acúfenos. Así pues, hay acúfenos debido a tapones de cerumen en los oídos, infecciones en los oídos, traumatismos acústicos. Una causa muy común, es debida, a la exposición a sonidos muy intensos en el trabajo (músicos, carpinteros, pilotos de avión, uso de sierras eléctricas o deportes recreativos como pueden ser: caza, deportes con arma de fuego. A veces, trastornos o patología no asociada con el oído pueden causar acúfenos: traumatismo craneal, trastornos cervicales o disfunción de la articulación temporomaxilar (mandíbula). También los acúfenos pueden ser causados por enfermedades cardiovasculares, alergias, alteraciones tiroideas, trastornos de oído medio. Es importante señalar que más de 200 fármacos tienen como efecto secundario la aparición de acúfenos.
Causas de acúfenos pulsatiles:
Estenosis carotídea
Malformaciones arteriovenosas congénitas
Aneurismas de la porción intratemporal de la carótida interna
Hipertensión intracraneal benigna
Disfunción de las válvulas cardíacas
Estados de gasto cardíaco elevado (hipertiroidismo, anemia, síndrome febril)
Esclerosis múltiple
Sordera brusca (apoplejía laberíntica)
Hipertensión arterial
Vasculitis
Ateroesclerosis
Causas de acúfenos debido trastornos auditivos
Oído externo: tapones de cera, tapones epidérmicos, obstrucciones del conducto.
Oído medio: perforaciones de la membrana, timpanoesclerosis, otoesclerosis, otitis medias agudas.
Oído interno: lesiones del órgano de Corti (cóclea)
Trauma acústico crónico o brusco
Otoesclerosis
Presbiacusia
Tapones de cera
Síndrome de Meniére
Neurinoma del acústico
Barotrauma
Fármacos ototóxicos
Se dice que una sustancia es ototóxica cuando es perjudicial para el sistema auditivo, es decir cuando ocasionan pérdida auditiva y/o acúfenos, pudiendo ser estos efectos permanentes o desaparecer cuando la dosis se reduce o elimina. Entre los fármacos más ototóxicos se encuentran los que se utilizan en los tratamientos quimioterapéuticos. .
Acetilsalicílico, ibuprofeno y naxoproxeno.
Antibióticos: aminoglucósidos, eritromicina...
Quimioterápeuticos
Agentes tópicos otológicos
Ruido industrial
Una de las causas más frecuentes de acúfenos es la exposición continuada a ruidos de fuerte intensidad, como ocurre en industrias del metal. Pero también, los pueden causar el uso continuado de aparatos industriales, tales como: sierras eléctricas, maquinaria industrial, tractores, música de fuerte intensidad, cortacésped, etc. En los casos en que ya existían acúfenos, los ruidos de fuerte intensidad pueden agravarlos. Por lo tanto, debe evitarse la exposición a sonidos muy intensos.
La aparición de acúfenos por trauma sonoro es gradual e intermitente en sus primeras fases. Al principio, después de una larga exposición a un ruido fuerte se percibe un acúfeno de poca intensidad durante un corto período de tiempo. Pero si no vuelve a existir una nueva exposición al ruido de fuerte intensidad el acúfeno desaparece después de un corto período de tiempo, y permanece inaudible hasta que el sujeto vuelve a tener una exposición sonora intensa. Sin embargo, este tipo de acúfeno intermitente puede en algunos casos llegar a percibirse durante meses o años; hasta que al final pueden ser permanentes. Si la exposición al ruido no se abandona, se incrementará la intensidad de los acúfenos. La exposición al ruido es la causa del 24% de los casos de acúfenos
Localización de los acúfenos
Alrededor del 50% de los pacientes con acúfeno lo localizan en un solo oído, siendo el izquierdo el más afectado. El otro 50% lo percibe en ambos oídos e incluso dentro de la cabeza.
Edad de aparición de los acúfenos
En general, los acúfenos suelen aparecer alrededor de los 45 años, pero esta incidencia se eleva de forma progresiva al alcanzar los 50 ó 60 años. Entre los 41 y los 50 años, el porcentaje es del 17%, pero en ocasiones puede aparecer en cualquier época de la vida
Acúfenos y pérdida auditiva
En el 90 por cien de los casos, el acúfeno se asocia con pérdida auditiva, aunque no sea el paciente consciente, pero también pueden aparecer acúfenos sin la existencia de una pérdida auditiva asociada. Por lo tanto, tener acúfenos no significa que una persona vaya a quedarse sorda.
Cuestionario
Por favor, marque con un aspa (X) la respuesta que mejor describa su experiencia con los ruidos de oído.
1
Estoy pendiente del ruido todo el día
si
a veces
no
2
Debido a que escucho constantemente este ruido, creo que debo de tener algo grave




3
Si los ruidos en los oídos siguen, mi vida perderá sentido




4
Por culpa del ruido me enfado con mayor frecuencia con mis amigos y familaires




5
Estoy preocupado porque el ruido acabará perudicando mi salud




6
A causa de ruido no me puedo relajar




7
Algunas veces el ruido es tan molesto que no puedeo ignorarlo




8
Por culpa del ruido me cuesta conciliar el sueño




9
Por culpa del ruido me deprimo con facilidad




10
A veces pienso que el ruido es para toda la vida y que nunca se me va a quitar




11
Me considero una victima de este ruido




12
Por culpa del ruido me cuesta concentrarme




Tratamiento de los acúfenos
Si bien no hay una cura para la mayoría de los tipos de acúfenos, no es cierto que "no pueda hacerse nada”. Dado que el acúfeno puede ser el síntoma de una enfermedad curable, es importante identificar y resolver su origen, antes de decidir el tratamiento más correcto.
Significado del acúfeno
A veces, con la aparición de los acúfenos algunos sujetos pueden manifestar estados de temor o ansiedad. Ello es debido a que los acúfenos afectan a áreas cerebrales relacionadas con el sistema límbico (centros emocionales) y con el sistema nervioso autónomo, que controla las funciones corporales. Así pues, la verdadera alteración radica en cómo el cerebro procesa y elabora la información procedente del oído, tratando las señales débiles (acúfenos) que son parte del mecanismo natural del oído, como si fueran potencialmente dañinas. Esta es la razón por la cual los acúfenos se hacen intensos y molestos.
Sin embargo, en algunos casos la percepción de los acúfenos está asociada con una emoción negativa. Algunos pacientes suponen que sus acúfenos son un indicador de que algo grave esta sucediendo. En consecuencia se incrementa el tiempo de percepción consciente de los acúfenos, con la consiguiente respuesta emocional y molestias auditivas. Los acúfenos no van a causar pérdida de audición o trastornos de la memoria. Hay que aceptar los acúfenos como una pequeña molestia sin importancia y de este modo aprender a ignorarlos.
Estrés
El estrés puede empeorar las molestias ocasionadas por los acúfenos, por lo que, si se consigue aliviar su intensidad también disminuirán las molestias ocasionadas por los acúfenos. Sin embargo, muy a menudo las personas no reconocen que se encuentran estresadas, lo cual puede agravar las molestias ocasionadas por los acúfenos.
Recuerde que existe una íntima relación entre mente y cuerpo; como usted piense afectará a sus reacciones ante presiones y tensiones de la vida diaria. Un acontecimiento en su vida sólo será estresante, según como usted lo valore.
Alteraciones del sueño
Muchas personas que sufren de acúfenos, encuentran que sólo son conscientes de ellos al llegar la noche o al encontrarse en habitaciones tranquilas, es decir, sin ningún ruido de fondo, Esto no significa que los oídos se desconecten durante la noche, sino que el acúfeno tiene un determinado nivel de intensidad que hace que los ruidos ambientales que nos rodean durante el día lleguen a enmascararle. Sin embargo, al acostarse o sentarse en una habitación silenciosa se vuelven a percibir. Los trastornos del sueño ocurren en un 50% en pacientes con acúfenos, pero principalmente en sus fases iniciales.
Recomendaciones que le facilitarán el sueño.
1.Realice ejercicios de relajación
2.Haga ejercicio de modo regular. Las personas que están en forma duermen mucho mejor. Sin embargo, hay que evitar hacer ejercicios físicos antes de acostarse
3.Acuéstese cuando perciba sueño, y no porque sea la hora de dormir. Si no se duerme en los primeros 20-30 minutos, levántese, vaya a otra habitación y haga algo tranquilo y relajante, como leer. Vuelva a la cama cuando se perciba que vuelve a aparecer sensación de sueño.
4.Levántese a la misma hora todos los días. Esta es una de las pautas más importante para mejorar el sueño
5.Intente limitar la toma de cafeína y nicotina por la noche, ya que son estimulantes.
6.Mantenga la habitación a una temperatura adecuada, ni demasiado frío ni calor.
7.No vea la televisión en la cama antes de acostarse. Esto sólo le mantendrá en alerta
8.Reduzca su nivel de actividad al menos una hora antes de irse a la cama
9.Tener en la habitación un reloj despertador especial con radio, que emita sonidos relajantes, como por ejemplo, el sonido de las olas o de pájaros cantando, puede ayudarle a relajarse y así, quedarse dormido.
Tratamiento de los acúfenos
En el centro del audífono practicamos un tratamiento llamado “terapia de reentrenamiento para acúfenos, que fue creado en la Universidad de Maryland, EEUU. El tratamiento incluye una extensa evaluación auditiva y del acúfeno, en múltiples sesiones de consejos y reevaluación del acúfeno, y en el uso de aparatos auditivos.
La terapia de reentrenamiento para acúfenos se enfoca en reentrenar las partes subconscientes del cerebro, a fin de lograr como resultado que el sonido de los acúfenos, quede fuera del foco de atención y de la conciencia y sea ignorado, el objetivo final es que el paciente no tenga el acúfeno presente en su atención y que no sea afectado por el sonido del acúfeno.
El consejo que damos a los pacientes incluye una extensa información sobre las estructuras y el funcionamiento de la vía auditiva y cómo esta información se relaciona con los acúfenos. Además se le informa a los pacientes, sobre cómo funciona la terapia para controlar lo acúfenos, y cuales deberían ser sus expectativas reales, de modo que las sesiones de consejos son fundamentales para el proceso de tratamiento.
Hay varias formas disponibles hoy en día y otras en experimentación que nos dan esperanza para el futuro sin acúfenos. Entre los tratamientos actuales, se incluyen:
Amplificación. Se puede reducir o hasta eliminar algunas formas de acúfenos con el uso de aparatos auditivos de amplificación (audífonos). Si un paciente tiene una pérdida auditiva, y acúfeno, el uso de audífonos le será de gran ayuda. Los audífonos hacen posible que el paciente al oír mejor los sonidos ambientales no perciba sus acúfenos
Generadores de ruidos. Los aparatos usados en la terapia de reentrenamiento para acúfenos, se les llama generadores de sonido o ruido, son pequeños instrumentos que se parecen a los audífonos usados para pacientes con sordera, en general se trata de equipar ambos oídos , y se trata que no interfieran en momentos de alta concentración o para hablar por teléfono. Los generadores de sonido son utilizados para acelerar el proceso de reentrenamiento, pero el modo en qué los utiliza es lo más importante, el asesoramiento es fundamental para el proceso de reentrenamiento y para el éxito del mismo.
Generador de ruidos y audífono. Es un aparato auditivo que combina un audífono y un generador de acúfenos. El tiempo para el tratamiento es de 12 a 24 meses, si el plan de tratamiento se sigue cuidadosamente, es de esperar ver una mejoría después de haber transcurrido 6 meses.
Terapia de reentrenamiento auditivo. (TRT)
La terapia de reentrenamiento auditivo implica ayudar a que el paciente comprenda que los acúfenos son una percepción del cerebro que se puede revertir, y que, en la mayoría de los casos no supone un problema físico real
Esta técnica se basa en los principios de la plasticidad neuronal. Los dos componentes de este método son la educación y la terapia del sonido. Algunos expertos opinan que se crea una respuesta condicionada dentro del sistema nervioso central auditivo, y que con una ayuda adecuada, educación y comprensión, el cerebro puede re-aprender un esquema que elimina el miedo y le reste importancia al acúfeno.
Está basado en el principio de qué tan fácil es para el cerebro habituarse a una señal, y de filtrarla a nivel inconsciente para que no alcance un nivel consciente y sea percibida; es decir se le resta importancia a la señal auditiva, no generando incomodidad, ni ansiedad por su presencia. TRT es un método formado por dos componentes: consejos terapéuticos individuales y terapia sonora, la cual en la mayoría de las ocasiones se trata de hacer uso de un generador de ruido percibido a un nivel muy bajo, siguiendo un protocologo de habituación. Este método terapéutico tiene una duración de 12 a 24 meses. Esta diseñado para reeducar al cerebro para que ignores los acúfenos
Pérdida auditiva y acúfenos
En la mayoría de los casos, los acúfenos están asociados con algún tipo de pérdida auditiva. Por ejemplo, las personas que son expuestas a sonidos excesivamente fuertes pueden padecer una pérdida de las frecuencias agudas. Por lo general, éstos identifican sus acúfenos como un tono de sonido agudo en la región de la pérdida auditiva. Pero tener acúfenos, no significa que el paciente está volviéndose sordo. El acúfeno no causa pérdida de audición y una pérdida auditiva no causa acúfenos aunque muy a menudo los dos coexistan
Consejo cognitivo-conductual
La terapia cognitiva-conductual debe ser parte del tratamiento de cualquier paciente con acúfenos. En el Centro del Audífono le ayudaremos a tratar su estrés y alteraciones psicológicas que se asocian con el acúfeno. El objetivo de este tratamiento es ayudar a los individuos a identificar y encontrar conductas de adaptación para mejorar su disposición hacia el acúfeno.
Cómo mejorar los acúfenos cuando no existe una causa conocida
El sistema auditivo de todo paciente con acúfenos es una parte del sistema nervioso central, y como tal puede ser afectado por el estado de ansiedad que presente éste. Así pues, siga los siguientes consejos:
Evita la exposición a sonidos de gran intensidad
Controla la tensión sanguínea
Disminuye la ingesta de sal
Evita estimulantes del sistema nervioso (café, tabaco etc.)
Haga ejercicio regularmente
Descanse de forma regular y evite la fatiga excesiva
Sobre todo no se preocupe demasiado del acúfenos y aprenda paulatinamente a ignorarlo y que no influya en su vida.
Causas que puede empeorar los acúfenos
Evite los ruidos de fuerte intensidad
Utilice protección auditiva cuando sea necesario
Controle el estrés
Evite la fatiga
Aprenda a relajarse
Manténgase bien alimentado
Hipersensibilidad al sonido
Un porcentaje pequeño de pacientes con acúfenos presenta también una sensibilidad aguda a sonido. Se encuentra este problema de tolerancia en individuos con pérdidas auditivas y pacientes con audición normal o casi normal. Aunque este problema puede ser difícil de manejar, puede ocurrir un alivio con el uso razonable—pero no exagerado—de protectores de oído (tapones o auriculares) y someterse con cuidado a una banda ancha de ruido a nivel muy bajo. Aumentando el nivel de ruido lentamente ayuda hacer los oídos menos sensibles a los sonidos ambientales.
Reacciones a los acúfenos. Consejos
Cuando mayor atención ponga a sus acúfenos más sensibilidad se hará su cerebro a los sonidos no deseados como son los acúfenos. En las primeras fases es muy fácil presentar malos hábitos lo cual impedirá que alcance usted la habituación.

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